09 Agosto, 2023
09 Agosto, 2023
Lido es el protocolo líder de una de las tendencias más importantes del año en cripto, tanto desde el punto de vista tecnológico como del de la inversión. Lido controla casi 8 25.1M de Ethereum bloqueado en el protocolo de Proof of Stake, o, lo que es lo mismo, un 31% del total. Su dominio del mercado no ha hecho más que fortalecerse después de que el hard fork de Shapella activara las retiradas de fondos. Lido cabalga subido a los efectos de red y las economías de escala que le brinda su posición de liderazgo, dentro de una categoría, el staking sobre Ethereum, que es probable que no deje de crecer. Comparando con otras blockchains con Proof of Stake, donde hasta un 60% del token nativo está bloqueado como garantía, a Ethereum, con un 20% de su supply bloqueado, le queda mucho camino por recorrer.
El tamaño de Lido lo ha convertido en objeto de críticas por parte de la comunidad cripto, siempre pendiente de señalar las amenazas a la centralización. Con semejante volumen, Lido plantea riesgos sobre Ethereum en su conjunto. Lido se ha convertido en un órgano vital de Ethereum, sujeto a fallos, censura o sabotaje, y su capacidad para contagiar al ecosistema entero no deja de crecer.
La toma de decisiones dentro de Lido se convierte, por lo tanto, en un área de interés sobre el que reposa parte de la responsabilidad de salvaguardar la descentralización de cripto. Lido opera como una DAO, en la que los holders del token de gobernanza, el LDO, están a cargo de llevar la batuta del protocolo en ámbitos como las decisiones técnicas y financieras. Pero ¿cómo se toman esas decisiones en Lido? Veamos cómo está establecido su sistema de gobernanza.
Lido cuenta con un proceso en tres fases para la toma de decisiones sobre el protocolo. El proceso está diseñado para fomentar el debate y buscar el consenso.
Pero además de estas tres fases de gobernanza, existe una cuarta pieza en el sistema de toma de decisiones de Lido. Algunas de las medidas que corren a cargo de la DAO se consideran rutinarias y por lo tanto no se estima que deban estar sometidas al mismo nivel de debate y escrutinio, para evitar la fatiga de la comunidad. A través de la plataforma EasyTrack circulan decisiones que se consideran prácticamente trámites administrativos. Es el caso, por ejemplo, de las peticiones de los validadores para aumentar los fondos gestionados. Es una decisión que se considera que debe estar en manos de la DAO, pero que si supone una nueva votación en cada caso, haría que la gobernanza se volviera imposible de manejar. EasyTrack permite que las propuestas se registren, publiquen y ejecuten automáticamente por defecto, pero dejando la puerta abierta a que la comunidad exprese su desacuerdo a través de votos negativos (objections) que detendrían el proceso.
El diseño de la gobernanza de Lido es relativamente estándar. Dentro de que en el entorno de las DAOs hay una enorme heterogeneidad en la forma de implementar estos procesos, la división entre las fases de deliberación, votación orientativa, votación vinculante y ejecución suele estar siempre presente. De forma que, para entender la gobernanza, una vez reconocidos los raíles por los que circula, lo que conviene es analizar a los votantes gracias a la huella on-chain que deja su comportamiento. ¿Cuántos votantes suelen participar en la gobernanza en sus diferentes fases? ¿Cómo está distribuido el poder entre los token-holders? ¿Cómo de competidas están las votaciones? Estas métricas serán cada vez más importantes a la hora de evaluar la gestión de una DAO. Su rumbo, su determinación, su nivel verdadero de centralización (y, por lo tanto, su resistencia a la censura) se podrán deducir de estas inmutables e incuestionables métricas on-chain.
En favor de Lido debe decirse que pocos protocolos muestran un compromiso mayor con la descentralización. La DAO expresa este compromiso a través de su hoja de ruta, “Lido on Ethereum scorecard”, en la que se establecen unos objetivos de descentralización, se desglosan en acciones específicas, y se evalúa la situación actual del protocolo frente a la meta final.
Asimismo, en semanas recientes, la comunidad de Lido está debatiendo si, además de los holders de LDO, cualquier inversor con stETH (el Liquid Staking Derivative emitido por Lido) en su cartera no debería tener algún poder, como mínimo de veto, sobre las decisiones tomadas por la comunidad en general.
Aunque cripto aspira a ser el espacio donde la confianza no es necesaria, en Lido, como en tantos rincones del ecosistema, seguimos teniendo que confiar en que la comunidad seguirá trabajando por esa visión común de un sistema financiero descentralizado y resistente a la censura.